Visita del Embajador Carmelo Michá Nguema Misí al Museo del Salón de la Patria

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Visita del Embajador Carmelo Michá Nguema Misí al Museo del Salón de la Patria

Caracas/25 de julio de 2017/ Prensa EGEVzla.- El Embajador de Guinea Ecuatorial en Venezuela realizó en la mañana del martes, 25 julio de 2017, una visita en las instalaciones Sede del Museo del Salón de la Patria, antiguo Salón Principal del Regimiento de la Guardia de Honor Presidencial-Casa Militar, en el año 1975, dentro del recinto del Palacio Presidencial de Miraflores, Caracas.

La visita respondía a una invitación que la Museóloga Adolfina López, Directora del Salón de la Patria, quien también servía de guía, formulara al Embajador en el contexto de un programa especial para los Embajadores residentes en Caracas.

El Museo, de carácter histórico por su naturaleza, es la materialización de la inspiración del profesor e historiador Efraín “Chepín” López, en un esfuerzo mancomunado con la Brigada de la Guardia de Honor que, a través de una realización artística por donde se plasma, en cada uno de los espacios del Salón, acontecimientos relevantes y significativos y de gran transcendencia para Venezuela, con elementos escenificadores y sonoros, por medio de los cuales se resaltan los valores inherentes de la patria venezolana, en particular, y de la Humanidad, en general, desde la creación.

El proyecto fue iniciado por el profesor Chepín en el año 1975 con el propósito de evidenciar y destacar la esencia del encuentro de la diversidad cultural desde la llegada del europeos (Cristóbal Colón), conquistadores españoles, pasando por la empresa de la Esclavitud y el posterior colonialismo, las luchas en pro de la libertad, los aciertos visionarios del Libertad y Padre de la Patria, Simón Bolívar, ávidamente, plasmando en grandes dimensiones, detalles de importancia inéditos de la historia venezolana.

A lo largo de su espacio se combinan varios Espacios pictóricos, pudiendo resaltar el Salón Central, el Salón Miranda, el Salón Bolívar, Salón Sucre, Salón de las Heroínas, Salón de las Banderas, última proclama de El Libertad y el Salón dedicado a la difusión de la Cátedra Hugo Chávez Frías.

                 En el Salón Central los vitrales y murales escenifican la personificación de los elementos históricos  de la cultura aborigen venezolana, su reacción ante la invasión y la usurpación de sus propiedades por parte del ocupante europeo a partir del Orinoco, abarcando toda la extensión de su naturaleza: montañas y sabana, Se representa igualmente las etapas en la evolución del proceso colonizador, la fundación de ciudades, hazañas heroicas de los caciques venezolanos, las luchas emancipadoras y el logro de la independencia, el Congreso de Angostura del 15 de agosto de 1819[1], el paso de los Próceres por los Andes[2]; las batallas de Boyacá[3], Junín[4] y

[1] El Congreso de Angostura, inaugurado el 15 de febrero de 1819 por el Libertador Simón Bolívar, bajo la inspiración del Ideario del general Francisco de Miranda en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), representó el segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela. Fue convocado en el contexto de las guerras de independencia de Venezuela y de Independencia de Nueva Granada. Sus palabras están recogidas en el célebre Discurso de Angostura publicado en el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del 20 de febrero al 13 de marzo de 1819.

[2] El Paso de los Andes fue un movimiento militar de valor estratégico durante la Nueva Granada (actual Colombia) de 1819, en el cual el ejército independentista al mando de Simón Bolívar remontó la cordillera de los Andes, específicamente la rama Oriental de los Andes colombianos, para liberar a la Nueva Granada del dominio español. Es considerada una de sus acciones militares más destacadas y toda una hazaña para los medios técnicos de la época.3

En junio de 1819, el ejército de Bolívar se dirigía hacia la provincia de Tunja (actual departamento de Boyacá), donde se encontraba el ejército realista al mando de José María Barreiro. En Tame, Bolívar tenía tres opciones para marchar sobre la ciudad de Tunja: la primera por la salina de Chita (el camino más corto y cómodo para la tropa, pero también el más custodiado por las tropas realistas debido a la amenaza que representaba Santander desde los llanos orientales), la segunda por Labranzagrande (para llegar a Sogamoso, donde se hallaba el cuartel realista), y la tercera por el páramo de Pisba (el camino más inhóspito, pero sin vigilancia española).

Decidió Bolívar tomar el camino del páramo de Pisba, iniciando el ascenso a la cordillera el 22 de junio de 1819. La mayoría de los soldados, procedentes de los llanos de Venezuela y Colombia, no estaban aclimatados ni correctamente equipados con prendas para el frío; llevaron la peor parte, muriendo algunos en el camino, lo mismo que los caballos del ejército. Parque y provisiones debieron de ser abandonados por falta de animales para acarrearlos. El 5 de julio, arribó la vanguardia a la población de Socha, haciéndolo Bolívar al día siguiente con el grueso del ejército, cumpliendo así la azarosa travesía.

Ayacucho y Carabobo[1], culminando con un Mural que refleja los avances científicos y tecnológicos, como aporte creativo de los venezolanos para el desarrollo de su nación.

Los Salones Miranda y Sucre homenajean a los precursores de las ideas libertarias y emancipadoras, concretizadas en el Salón Bolívar, particularizadas en las independencias no solo de Venezuela, sino también de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá y de Perú. Es el Salón definido por el profesor Chepín como el Templo, donde se aprecian obras complementarias que narran vivencias importantes del Ilustre de los Ilustres: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco.

Ninguna comunidad, sociedad y nación ha estado exenta en su historia del aporte de la mujer que, en la mayoría de los casos, viven en carne propia de los horrores de la barbarie, y acompañan, como piezas estratégicas, al hombre en su lucha, para la consecución de la victoria. Esto es lo que viene homenajeado en el Salón de las Heroínas. La mujer venezolana y la esclava, resistieron los abusos, torturas y todo tipo de atrocidades, llegando a los asesinatos, en muchos casos, pero sin que por ello desistieran en su afán de conquistar la libertad y la justicia.

Se puede ver en el Salón de las Banderas los murales representativos del recorrido del espíritu libertario, la representación de la madre tierra, con ofrendas  que representan las Madres Patrias sosteniendo las banderas de cada país, junto al precursor Francisco de Miranda y Simón Bolívar, llegando hasta el formato de la actual Bandera y Escudo de Venezuela.

Se aprecia también escenas inmortalizadas del crimen, horror, afán de aniquilamiento y de exterminio a los semejantes por diferencias ideológicas, en pro del mal llamado defensa del poder, llegando a violar, hasta en los niveles inimaginables, el sagrado derecho a la vida, a su dignidad, su libertad, con fórmulas inéditas de torturas.

Otro de los Salones prominentes es el de Hugo Chávez Frías, símbolo del ideario Revolucionario del Comandante, Líder y Visionario, para quien el llamado “Revolución Bolivariana” representa no solo una ideología, sino una forma pragmática de vida orientada al servicio del hombre y a su dignidad; una forma de ver, concebir, interpretar y de llevar a cabo el respeto mutuo, atención al necesitado, al desvalido, un proyecto inclusivo de comunidad de transciende los egoísmos personales y aniquilan la filantropía y el altruismo.

Al finalizar la visita, el Embajador Michá Nguema Misí plasmó su firma en el Libro de Honor de Visitas del Museo, donde dejó expresado “la importancia de conservar y preservar el espacio del Salón de la Patria, sobre todo porque es un legado para la historia debido a sus obras artísticas narradas, y que permiten visualizar en el tiempo, el aprendizaje de luchar contra todo aquello que sea un atentado contra la Verdad. No hay nada tan superfluo como hazaña pretendida en la inutilidad por el ser humano que aventurarse en

[3] La batalla de Boyacá fue la confrontación bélica de la guerra de independencia de Colombia que garantizó el éxito de la Campaña Libertadora de Nueva Granada. Tuvo lugar el día 7 de agosto de 1819 en el cruce del río Teatinos, en inmediaciones de Tunja. La batalla se salda con la rendición en masa de la división realista, y fue la culminación de 77 días de campaña iniciada desde Venezuela por el Libertador Simón Bolívar para independizar el Virreinato de Nueva Granada.

[4] La batalla de Junín fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas en el proceso de la independencia del Perú el 6 de agosto de 1824. Su resultado fue la victoria de los independentistas.

Simón Bolívar, Libertador y presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación del Perú. En el año 1824 los realistas se sostenían aún en la sierra central y el Alto Perú. Bolívar tenía en su ejército más de 10.000 hombres, en su mayoría colombianos y peruanos, menos de 1.000 chilenos y una centena de jinetes rioplatenses. Su número era equivalente al número de realistas, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta que fracturó la defensa del virreinato, y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos al mando de Jerónimo Valdés, unos 5000 regulares que tenían su base en Puno.

Bolívar, conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfiló su ejército hacia la sierra central del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José de Canterac, situadas en el norte. La fuerza que alcanzó a cruzar la cordillera andina fue de 8.000 soldados y a ellos hay que añadir unos 1.500 montoneros que formaron una pantalla de guerrillas.

[5] La Primera batalla de Carabobo (1814) fue una batalla de la Guerra de Independencia de Venezuela, en la que las fuerzas de la Segunda República al mando de Simón Bolívar derrotaron a las fuerzas españolas al mando del Mariscal de campo Juan Manuel de Cajigal y Martínez.

arrinconar la Verdad al olvido. La Verdad es inseparable al devenir del tiempo”. Ninguna generación, ni civilización ni obra humana alguna logrará jamás sepultar la Verdad en el tiempo, puesto que la verdad es Dios, y a Dios hombre alguno lo vence”.

                 “Todos debemos estamos llamados a contribuir para que la Verdad no se silencie por convicciones cuyas raíces respondan a intereses personales, y hemos de honrar a los caídos que lucharon contra la opresión, y defendieron los valores que ennoblecen al hombre, es una lección que siempre debe despertar nuestras conciencias a condenar los crímenes que se cometen contra hombre en todas las culturas, en todas las etapas de la vida, sin distinción, y denunciarlos cada vez que se produzcan”.

Redacción: Kharla García / Fotografía: Kharla García